A pocos kilómetros de Ile Rousse y Calvi, aquí hay otra Córcega, más auténtica, más rural y orientada a la conservación de su tierra.
Aquí, en el corazón del Pays d'Ostriconi, el turismo no se considera un fin en sí mismo sino un magnífico medio de reconversión. Una forma de frenar la desertificación del interior de la isla asegurando al mismo tiempo la promoción de sus encantos y riquezas y sus valores. Una forma de ofrecer un complemento a las vacaciones junto al mar y, al mismo tiempo, promover el extraordinario patrimonio natural y cultural local.
La aldea de Lama es pionera en esta microrregión.
Antiguo pueblo de guerreros enclavado a los pies del Monte Astu, hoy "clasificado pueblo medieval", es uno de esos caseríos que casi se extinguen por falta de población y, aún hoy, viven allí menos de 100 aldeanos en invierno.
Favoreciendo el ecoturismo, Lama es el punto de partida ideal para explorar la región:
la de la espléndida playa de Ostriconi, la del cercano Desierto de Agriates, la de los otros pueblos de Ostriconi (Novella, Pietralba, Urtaca y Palasca), la de Monte Astu donde numerosos caminos de herradura son muy apreciados por los senderistas,
Pero, sobre todo, Lama quiere ser un pueblo con ambiente. Sus antiguas casas tradicionales de pueblo tienen siempre una ventana o puerta abierta para el viajero.
Aquí, la tradición de la hospitalidad todavía se respeta y no son los encargados de las deliciosas mesitas de huéspedes locales (que privilegian las recetas tradicionales y los mejores productos locales) quienes desmentirán.
Pies de ilustración
1: Lama, un auténtico antiguo pueblo de guerreros que apuesta por resaltar su terruño y acoger al visitante
2: En Lama, la vida fluye tranquila y despreocupada bajo el cálido sol de Córcega
3: Una antigua casa de pueblo, algunas flores para el color, una vieja piedra de molino abandonada contra una pared: Lama es también un pueblo evocador
Texto: Philippe CHAVANNE – Fotos: Alice DELVAILLE
