El Museo Episcopal de Vic es simplemente excepcional. Perfectamente integrado en el entorno inmediato, fue diseñado como un recorrido cronológico que muestra la evolución del arte en la región.
El desarrollo es particularmente exitoso gracias a esta arquitectura adaptada, centrada en un majestuoso retablo y que facilita enormemente la visita.
Es un buen ejemplo del dominio catalán del arte museístico.
Una creación original
El proyecto de este Museo nació en 1891 por iniciativa eclesial, algo imposible en Francia donde se confiscaron los bienes del Clero.
El Padre Guidol quiso centralizar en un Museo las numerosas obras de arte esparcidas por la zona y sujetas a numerosos robos.
Fue en 1995, tras la firma de un convenio entre el obispado de Vic y la Generalitat de Catalunya, cuando nació el proyecto de modernización del primer Museo.
Muestra una vez más el esfuerzo realizado por las autoridades catalanas para poner en valor su patrimonio, una misión exitosa y de una manera hermosa.
Un enfoque muy moderno
Por lo tanto, el Museo es decididamente moderno y está diseñado como el espejo de una especie de castillo Art Nouveau que lo enfrenta, mostrando el deseo de integrarse en la ciudad.
Es obra de dos arquitectos, entre ellos el autor de la transformación del estadio olímpico de Barcelona y fue inaugurado en 2002.
Avanzamos en espiral alrededor de un magistral retablo central, todo en un ambiente discretamente moderno que resalta y pone en perspectiva el pasado.
La colección contiene tanto elementos arqueológicos, vestigios de las primeras construcciones religiosas de la región, como orfebrería, fina y elegante cristalería de la región y soberbios tejidos y vestiduras litúrgicas.
Un compendio del arte decorativo románico
La entrada al Museo es magistral con un descenso de la cruz procedente de la Iglesia de Santa Eulalia de Erill de Vall en la Val de Boi y que data de la primera mitad del siglo XII.
Este conjunto de esculturas de madera, realizadas con técnicas de época, que hacen un gran uso de la estilización, desata sin embargo una gran fuerza que llena todo el Museo.
Luego continúa su descubrimiento del arte románico a través de estatuas y pinturas, cada una más excepcional que la anterior y que debería convencer a los más recalcitrantes del arte románico.
Pero visitar este museo es también una oportunidad para comprender la influencia del románico en el gótico a través de la obra del maestro local Lluis Borrasa.
