Consejos para disfrutar plenamente de la isla de las flores
Madeira. La isla portuguesa está en boca de todos y en todos los programas de publicación de 2016. GéoGuide acaba de lanzar la primera edición dedicada al destino, mientras que Lonely Planet le dedica su colección “en unos días”. Itinerario sobre esta roca verde y volcánica muy popular y tan acertadamente apodada “la isla de las flores”.
1. Pasea por Funchal
Al llegar al aeropuerto, a 16 km de distancia, los viajeros visitarán la capital de la isla sin desvío. Una ciudad donde tendrán que tomarse el tiempo para saborear todas las actividades que ofrece. La roca de la eterna primavera se saborea descubriendo los jardines de flores subtropicales en el museo Quinta Das Cruzes, hogar de Joao Gonçalves, el hombre que descubrió Madeira.
Los amantes del arte completarán su visita cultural con el Museu de Arte Sacra, donde se exhiben obras maestras de la pintura flamenca. Un descubrimiento de Funchal estaría incompleto sin un paseo por el Frente Mar (paseo marítimo).
De lo contrario, los entusiastas del fútbol no deben perderse una visita al museo CR7, para gloria del niño del país Cristiano Ronaldo. Los fanáticos descubrirán sus globos dorados, sus medallas y su estatua de cera.
2. Vaya a Madeira en el Mercado dos Lavradores.
Al este de Funchal, los productores se reúnen para abastecer a los habitantes de frutas y verduras. Es el mercado más grande de la ciudad. Tiene lugar todos los días excepto los domingos. Un punto de encuentro ideal para degustar las especialidades de la isla, como el plátano ananaz, la papaya y los plátanos pequeños.
Los aficionados a la fotografía irán temprano para verlo en pleno apogeo, especialmente en el distrito de pescaderías. Apreciarán la presentación del espada, un pez espada capturado de noche, especialidad de la cocina madeirense. Ante la mirada de los turistas, las pescaderías vacían y levantan los filetes de pescado.
3. Fotografíe las coloridas puertas de la Zona Velha.
En la Zona Velha, los habitantes se vieron envueltos en el juego del proyecto del artista español José Maria Zyberchama consistente en dar color a puertas destartaladas. Una iniciativa que ha cambiado radicalmente el ambiente del barrio. Poco a poco, el proyecto va siguiendo los pasos de la capital, ya que la localidad de Machico, a 25 km al este de Funchal, va siguiendo los pasos de la capital.
4. Experimente un paseo en trineo de mimbre
El teleférico, con destino al distrito de Monte a una altitud de 500 metros, ofrecerá una divertida atracción para llegar al techo de la isla portuguesa. Y es aquí donde los curiosos experimentarán una divertida actividad en Madeira: un paseo en trineo de mimbre. Antiguamente, estos pequeños coches permitían circular por la isla. Pueden tener lugar dos pasajeros, hasta llegar a Livramento, gracias a la fuerza de los hombres que llevan un canotier. Cuente 39 euros por un descenso de diez minutos.
5. Caminata por las levadas
Madeira tiene una red de 2500 km de canales de riego, que los excursionistas siguen a lo largo de una ruta. Lo más fácil, pero también más caro, es tomar un taxi que lleve de regreso a los caminantes que han llegado al final de la ruta. Es mejor tomar precauciones consultando a la oficina de turismo para realizar la ruta. La ruta más clásica une Ribeiro Frio con Portela. Tenga cuidado, sin embargo, si tiene vértigo, algunas levadas están directamente expuestas al vacío. En cualquier caso, esta actividad tendrá el mérito de permitir disfrutar de otras diversiones y, en ocasiones, ponerse el bañador.
6. Pase tiempo explorando las montañas centrales.
Las montañas de Madeira se elevan hasta los 1800 metros sobre el nivel del mar. Lo imprescindible es ir al amanecer al Pico do Arieiro. Los caminantes apreciarán el Valle de las Monjas, una ruta donde se encontrará con los lugareños y pasará por paisajes impresionantes. Los descubrimientos culinarios serán parte del viaje con la degustación de licor de cereza ácida y una comida de castañas en todas sus formas: tortas, pan, sopa, dulces.
7. Juega con Vertigo en Cabo Girao
En la parte occidental de la isla de la eterna primavera, los turistas se frotarán más el calor del sol. Una visita obligada es admirar la puesta de sol sobre el Océano Atlántico en Ponta do Pargo. Además de las piscinas naturales calentadas por rocas volcánicas, los viajeros se deleitarán con la emoción en Cabo Girao, donde una plataforma de observación ofrece un panorama de los acantilados más altos de Madeira. Se ha instalado un suelo de cristal para marear a la mayoría de los vacacionistas.
8. Paseo por la playa de arena blanca de Porto Santo
Madeira no ofrece una sola isla a sus visitantes. El archipiélago también está formado por las islas Desertas, Salvajes y Porto Santo. Esta última, más lejana, hará las delicias de los amantes de las playas bonitas, con sus 14 km de extensión de arena blanca. El panorama es magnífico, con los cráteres volcánicos de fondo. El recorrido por la isla se realiza en unas horas en scooter, coche o bicicleta, tras ser desembarcado en el ferry. La Línea Porto Santo se encarga del viaje todos los días. Tenga en cuenta que si el clima es malo, la empresa se reserva el derecho de cancelar la travesía.